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¿Somos novios?- Susurró, cuestionando lo que ya hacia tiempo que venía planteándose y ladeando muy levemente la cabeza hacia un lado, esperó una respuesta.
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Podemos ser lo que tu quieras. Puedes ser... -Empezó a enumerar con tono suave el chico de gafas con montura negra.-
Mi amante. Mi juguete. Mi esclavo. Mi sirvienta. Mi profesor de matemáticas. Mi masajista. Mi cantante de rock favorito. Mi nana. Mi mascota. Mi mejor amigo por siempre... -Le miró con una sonrisa soñadora.-
Pero eso no cambiará lo muy enamorado de ti, que estoy en este momento.
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Creo que me quedo con dos de ellas, no creo poder dividirme en tantas partes para ser todo eso y... Las matemáticas se me dan de pena. -
Rió, aferrándose a aquel sentimiento.
El de gafas rectangulares se sonrojó como en los viejos tiempos, cuando le sintió tan cerca. Y viendo que su familia se había alejado más rápido que ellos, perdiéndose en el estacionamiento, se atrevió a girarse un poco hasta tomarlo de la cintura. Lo miró de frente y le llenó la cara de besos mientras lo atraía más y más, hasta que luego. Coloradísimo, prefirió separarse y asentir. Había estado emocionado. Lo había levantado del suelo para tener control en esas mejillas que había cubierto de caricias.
Llovía, le encantaba la lluvia y todo era...un sueño. Demasiado largo y entrañable.