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- Silencio.
Tres meses desde mis últimas palabras, tres muertes sin siquiera esperanza. Tres tal cual número de caídas, de espadas, de espinas. Dolor acurrucado entre los dedos que ya no envían fuerza a través de números sin medida. Dolorosa cantidad de silencios.
He buscado inspiración en canciones con ritmos pausados y acelerados, he encontrado pasión en unos ojos castaños. Aquellos ojos castaños hay veces que me encuentran lejos, más de lo que mis pies por si mismos podrían situarse. Hay veces que me desespero.
Solía tener miles de notas cibernéticas apuntadas en la memoria de mi teléfono pero una vez ellas se fueron, yo me tomé unas vacaciones demasiado largas. En esta ciudad donde todos son bestias, yo finjo ser el único cordero.
Probablemente mi vida esté destinada al drama.
Ya no quiero escribir.
Qué haré cuando eso también se acabe para siempre.
¿Qué?