- Back to Home »
- 33cl »
- 33cl
13 Jun 2011
Desgastado, ahora está desgastado. Aún somos capaces de mirarnos, de sonreírnos e incluso con toda la falsedad del mundo, decirnos que nos queremos. Pero no es más que una burda parodia de nosotros, que ya no somos los mismos.
Parecía ayer cuando te conocí. Fuiste mi amigo y para serte sincero no hubo nunca más que aquello. Quizás en algún punto la amistad se disfrazó de amor y entonces fue cuando como un odioso niño con un precioso juguete nuevo, nos besamos y fuimos novios. Éramos felices, o quizás eso era lo que queríamos aparentar ante los ojos del mundo.
Vivimos escondidos, como ratas. Teníamos miedo, miedo de que alguien nos descubriera, miedo a no poder estar nunca más juntos. Pero con el tiempo, aquel miedo se convirtió en morbo o quizás fue el comienzo de desgaste de una pieza rota en nuestra increíble relación. Éramos tontos, jóvenes. Y a nuestro corazón le dio la tentación de enamorarse.
Después llegó la primera mentira piadosa, la más inocente de todas. La que más duele al ser descubierta. Debo admitir que jamás desconfié de ti, quizás tú tampoco de mi y aquello fue nuestro mayor error. Habían dudas, dudas pequeñas, cuestiones que soportan no ser resueltas, pero con el tiempo fueron preguntas, preguntas dolorosas, respuestas hirientes que se clavaban en lo hondo.
Soportamos aquello. Nos queríamos, podíamos perdonarnos una vez tras otra. Lo resolvíamos todo con un beso, un manoseo; Tu mano que recorría mi espalda, mis labios y mi lengua que buscaban los tuyos y ser enroscada, aquel movimiento exasperante de nuestros cuerpos desnudos, desesperados por resolver algo que ya no tenía solución.
Éramos amigos. Lo éramos en un principio y ante los ojos del mundo no fuimos nada más. A ti aquel hecho te dolía y yo que era consciente no hacía nada por resolverlo. Quizás nunca me di cuenta de cuánto te quería. Pero ya sabes lo que dicen.
Ahora todo aquel amor, todo aquel rencor y el dolor profundo que penetraba como una bala de acero en el corazón. Toda la bola enorme de sentimientos que tragábamos una vez tras otra, después de cada una de las discusiones que manteníamos. Todo aquello, ya... No es nada. Se ha juntado todo, con aquello hemos hecho un muro de recuerdos y sentires y con todo el pesar y cansancio del mundo, hemos decidido romperlo.
No siento nada. Incluso ahora si alguien me preguntase si te continúo queriendo, no sabría que decir. No contestaría con un no rotundo, puede que lo hubiera hecho tiempo atrás pero ahora ya no. Tampoco diría que sí, pues no me veo capaz de poner en mi boca más palabras que no son ciertas.
Nada, es eso lo que siento. Siento por ti tan poco, que acallaría rotundamente mis labios rosas si alguien preguntara por ti. Por primera vez, siento que sería la última y única vez que nos corresponderíamos en algo.
Incluso la más flamante llama se apaga.
Noah.