Archive for 07.12

Insomnio.

    • Ayer, igual que hoy y como viene pasándome desde hace dos años, tengo mucho sueño; pero no puedo dormir. Me he levantado temprano sin pegar ojo en toda la noche y me he sentado en el sofá rojo de cuero desgastado de siempre. He mirado tres horas fijamente hacia el techo y finalmente, cuando ha sonado la alarma me he levantado, duchado y hecho un té de cebada y orégano.

      Hoy, como viene pasándome desde hace dos años, tengo insomnio.

      Cuando tienes insomnio la vida pasa a  tu lado como una desconocida vestida de blanco, los días se suceden sin que te des cuenta, olvidas las cosas que pasan a tu alrededor y te cuesta mucho concentrarte, además de tener la mayor parte del tiempo, un humor de perros.

      Sin embargo no me siento cansado.

      Me levanté y me miré al espejo después de quitarme un pijama de rayas y lleno de agujeros. Había perdido mucho peso en los últimos años.
       Debí tener la mirada mucho tiempo ocupada en el reflejo, porque cuando me di cuenta de que seguía ahí parado y sin hacer nada, sentí un dolor en el estómago que se mudó a algún lugar de mi pecho. 


      Yo recordaba muchas cosas en noches como aquellas, que sin duda eran largas y se postraban despiadadas para mí. Tratando de ocupar mi mente con algo, sólo recordaba. Me venían a la cabeza muchos momentos y muchas personas. Los lugares que había visitado y lo mal que me sentía respecto al mundo. Había veces que recordaba un poco de ella también y aunque era difícil; pues a penas ya podía recordar su cara, aún provocaba en mí la misma sensación que cuando la conocí, debió haberme causado.

    • 0 Comments
    • Readmore . . .
    • Add Comment

Contigo.

    • Tómame la mano y movámonos juntos. Emprendamos viaje hacia un mundo que desconozcamos y pongámoles un nombre. ¡Sonriamos! Hagámonos viejos y recordemos momentos pasados al lado de nosotros mismos. Abracémonos y dejemos pasar el tiempo, tomémonos de la mano sentados en un banco. Y luego, cuando el tiempo de estar contigo y tú conmigo haya pasado, muramos juntos, abrazados mientras aún nos amamos.
    • 0 Comments
    • Readmore . . .
    • Add Comment

El canto de las cigarras.

    • Descansó la vista en algunas amapolas que yacían desperdigadas por el camino de vuelta a casa. Había sido un día largo y había tardado en llegar la noche lo suficiente, pues el verano había arribado con notables ganas de quedarse. Tenía los ojos desperdigados en el paisaje que se sucedía al ritmo de sus pedales, despacio o rápido, lento o precipitado. Admiraba como no cambiaba ni un ápice a su paso. Escuchaba con no demasiada atención el ruido de los grillos y las cigarras entre los arbustos a ambos lados del camino. Hacía un calor infernal.

      ¡Era verano! Después de todo, tocaba aquello, y sin duda había llegado tan rápido y siendo tan esperado que le había parecido que nunca había sido invierno. Es extraño, porque aquel año habían habido muchas lluvias y temporales, pero se sentía como si no fuera capaz de recordarlo. Echó un poco vista atrás y se observó a si mismo anhelando el invierno de vuelta. Aunque, su estación favorita, para ser francos era el otoño. Le había parecido siempre, pese a opiniones contrariadas, una estación maravillosa y también increíblemente hermosa.

      Le gustaba pasar por su patio a ver las rosaledas y los árboles caducas quedarse desnudos y agitarse bajo el manto del invierno que entraba de puntillas; como el ligue de una noche que sale de tu cama y te deja desnudo nada más sale el día, y tú, te quedas dormido. Para ser sinceros, él era un hombre de pocas palabras, pero le encantaba observar las cosas. Jamás se arrepentiría de quedarse callado sin dirigir palabra a nadie por ser capaz de observar tan bien cosas maravillosas. Tampoco le echaría para atrás la consciencia de ser aquel motivo de no tener demasiados amigos. Así que, pedaleaba con la fuerza que le daba su cuerpo. No hacía mucho que se había empezado a dedicar a ello y quizá había tardado mucho en hacerlo, para ponerse justo en aquella estación, con toda la calor y justo cuando el Sol está más algo. Tampoco estaba en forma, no lo suficiente y se cansaba con mucha frecuencia.

      Norman cerró los ojos y paró el vehículo de dos ruedas con sus pies, haciendo ruido y llevándose piedrecillas por delante, hasta que se quedó completamente sin ningún movimiento aparente. Se levantó del sillín, tumbó la bicicleta en el suelo y tomó una larga y tranquila calada de oxígeno. A veces, uno debía disfrutar del placer que provocaba estar solo.
    • 0 Comments
    • Readmore . . .
    • Add Comment