7 May 2012


Echó ambas manos sobre su cabeza, mientras un poco amargado y sentado sobre el sofá de una casa que no era la suya; escuchaba la melodía que sonaba de fondo. Era una canción bonita, aunque él no era un experto crítico en el mundillo musical era consciente de lo que podía gustarle a un oído y lo que podía resultarle súbitamente atonal. Era una balada Adagio a piano, tocada con tanto sentimiento que sentía que las lágrimas escapaban sin lugar a donde ir mejillas abajo.

Miró al reproductor en el que no paraba de sonar aquella melodía y sintió impaciencia y desazón.

Cuando supo que ya sus ojos no servirían más de contenedor para las lágrimas que querían salir, se levantó y fue a abrazarle. Fruto de sus lágrimas nació el dolor con el que sus brazos envolvieron al moreno amigo y amante desde hacía rato. - Te amo. - Murmuró, con la voz amarga y quebrada; siendo retenida y apagada por la ropa del otro, que también le abrazó.

- No seas tonto. - Escuchó.

Leave a Reply

Subscribe to Posts | Subscribe to Comments